
función del ventrículo izquierdo, diferentes
estudios han extendido recientemente sus
aplicaciones a otras cámaras cardiacas,
tales como la aurícula izquierda. (8)
El grosor de la grasa epicárdica puede
medirse por ecocardiografía transtorácica
bidimensional (2D) estándar, como lo
describió Iacobellis, como el espacio entre
la pared externa del miocardio y la capa
visceral del pericardio, para ello se usa el
eje paraesternal largo y corto, sobre la
pared libre del ventrículo derecho. (9)
No está claro qué papel desempeñan las
alteraciones de la microvasculatura
coronaria en el desarrollo de la
miocardiopatía diabética. Cosson y
Kevorkian, que realizaron una amplia
revisión sobre la relación existente entre la
miocardiopatía diabética y las
complicaciones (retinopatía, neuropatía,
nefropatía) debidas a la afección
microvascular en pacientes con diabetes,
encontraron resultados contradictorios a
favor o en contra de tal relación. De igual
manera, Fang y colaboradores mostraron
una respuesta conservada en el
ecocardiograma de estrés con dobutamina
en pacientes con diabetes mellitus que
presentaban alteraciones ecocardiográficas
basales, tales como disminución del pico de
velocidad sistólica y del pico precoz de
velocidad diastólica en reposo, mediante
Doppler tisular comparado con el grupo
control. (10)
La ecocardiografía Doppler se ha convertido
en el método más utilizado para la
valoración de la FDVI10-12 y es de
particular utilidad en la cardiopatía
diabética. El cociente de flujos diastólicos
transmitrales precoz y tardío (E/A) es uno
de los primeros índices desarrollados para
valorar la FDVI, pero su dependencia de las
condiciones de precarga ventricular limita
su utilidad en la práctica clínica,
especialmente en casos de disfunción
diastólica de grado intermedio con patrón
de seudonormalización. La introducción de
la velocidad pico del anillo mitral en
protodiástole (e'), estimada mediante
Doppler tisular pulsado como sustituto del
flujo transmitral precoz A (cociente E/e'), ha
permitido estimar la FDVI con mayor
independencia de la precarga ventricular.
(11)
Así mismo, existen técnicas como la
ecocardiografía doppler tisular en reposo y
esfuerzo, así como los niveles de péptido
natriurético procerebral N terminal (NT-
proBNP) que pueden detectar disfunción
ventricular incipiente en pacientes
diabéticos asintomáticos y que podrían
facilitar un diagnóstico precoz de esta
entidad (12)
El NT-proBNP, un polipéptido secretado por
los cardiomiocitos en respuesta al
estiramiento y a la tensión de la pared,
mostró el mayor potencial predictivo
individual en dicho estudio. El NT-proBNP
en pacientes asintomáticos con diabetes 2
pudo excluir precozmente la disfunción del
ventrículo izquierdo determinada por eco
Doppler pulsado, con alto valor predictivo
negativo (99,5%), utilizando el punto de
corte de 125 pg/ml. Valores mayores
sugirieron la necesidad de realizar un
estudio de imagen para confirmar la
presencia de disfunción ventricular
asintomática. (13)
En el contexto de la cardiopatía diabética, la
disfunción sistólica ocurre tarde. Pacientes
con función sistólica normal del ventrículo
izquierdo, muestran anormalidad sistólica
durante el ejercicio y ecocardiograma
estrés con dobutamina, lo cual es indicativo
de que la reserva sistólica está reducida en
estos pacientes; y se puede considerar
implicada la inervación autonómica
cardiaca. La disfunción sistólica es más